lunes, 6 de junio de 2011

Juan de Palafox se convierte en Beato



La mañana del Domingo 5 de junio de 2011 Repicaban las campanas de la Catedral del Burgo de Osma, España, minutos antes de consagrar como Beato a quien fuera Obispo de Puebla y Virrey, Juan de Palafóx y Mendoza.

El coro cantaba con ímpetu y Don Jacinto, un burguense de 81 años, con lagrimas en los ojos expresa su emoción por lo que sucedería, un centenar de sacerdotes europeos y mexicanos presencian el evento, atrás de ellos, 40 obispos y 5 cardenales, uno es el Arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carerra, le sigue el Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa quien sera uno de los 3 jerarcas que encabecen el acto, además de Don Rosendo Huesca quien por casi 3 décadas fuera arzobispo de Puebla y uno de los principales impulsores de la causa palafoxiana.

No pudo faltar el Presidente Municipal, Eduardo Rivera, llegado temprano, lo acompaña su colega, el Alcalde Presidente de Fitero, lugar en el que nació Palafóx y el jefe de las fuerzas militares de la región de castilla la mancha.

Y ante la ausencia del Gobernador del estado Rafael Moreno Valle, estuvo la presencia del Secretario de Competitividad, Pablo Rodríguez Regordosa.

Atrás y de lado sentaron a los 5 diputados poblanos asistentes, 3 panistas y 2 priistas,
el Rector de la UPAEP y la empresaria de la radiodifusion son palafoxianos convencidos, así que también estuvieron allí, y sin duda el arqueólogo Eduardo Merlo, fue uno de los invitados especiales, por el amor que le profesa al beato Juan de Palafox.

La ceremonia fue presidida por el cardenal Angelo da mato, prefecto de la congregación para la causa de los santos y quien viene con la representación del Papa Bendicto XVI, luego de las lecturas en italinao y haber proclamado beato a Juan de Palafox, el templo estallo en aplausos y desde lo alto fue develada la imagen del nuevo beato cuya fiesta sera el 6 de octubre de cada año, nuevamente, los ojos de Don Jacinto se hicieron agua.

La ceremonia en todo momento fue solemne, llena de ritos y también de música, pero el honor de consagrar el vino y el pan recayó en el Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa.




Luego de la bendición apostólica, la ceremonia termino como empezó, con una procesión por las calles de el Burgo de Osma, solo que esta vez, a la cabeza, las reliquias del nuevo beato, que paso al lado de la multitud, que no perdió ni un segundo de atención para ver lo que en su pueblo ocurría.



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Durante tres siglos millones de devotos han esperado la llegada de este día, y al fin llegó. En 1766 se produjo el primer milagro atribuido oficialmente a la intercesión de Juan de Palafox y Mendoza (1600-1659), pero no ha sido hasta este domingo cuando ha sido proclamado beato.

La ceremonia, celebrada en la catedral de El Burgo de Osma (Soria), contó con la presencia de autoridades civiles (Juan Vicente Herrera y Miguel Sanz, pues era navarro), personalidades relevantes devotas del obispo Palafox (el embajador Carlos Abella o Miguel de la Quadra Salcedo) y, sobre todo, autoridades eclesiásticas. Doscientos sacerdotes, cuarenta obispos y cinco cardenales concelebraron la misa, que ofició el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y legado papal para este acto, al que también asistió el nuncio en España, Renzo Fratini.

Los otros cuatro purpurados presentes fueron Antonio Cañizares, Antonio María Rouco, Carlos Amigo y el arzobispo de México, Norberto Rivera, en representación de la Iglesia mexicana, feliz de celebrar la elevación a los altares de quien fue virrey allá y dejó un enorme impulso evangelizador y reformador.

Tres mil fieles saludaron el día junto con el volteo de la campana reinstalada para la ocasión, tras caer al vacío el verano pasado. A partir de ahora la fiesta del nuevo beato se celebrará cada 6 de octubre.



El cardenal Amato calificó al obispo Palafox como "uno de los personajes más singulares de la historia de la santidad, porque en su vida experimentó la gloria de las cargas más elevadas y la humillación de la desgracia y el aislamiento, que acogió con fe heroica y con auténtico espíritu cristiano. Personaje brillante y poliédrico, en él encontramos al obispo preocupado del bien espiritual de los fieles, al virrey ocupado en la buena administración, al pensador político, al escritor fecundo, al mecenas de las artes".



Las difíciles circunstancias vitales del beato (fue hijo ilegítimo y abandonado al nacer) y la frecuencia con que recibió el don de lágrimas al comprender la malicia del pecado y la ofensa a Dios, han inspirado a la hermana Francis Robles, agustina del convento de la Conversión de Becerril de Campos (Palencia), para pintar el retrato que fue descubierto durante la ceremonia religiosa, y que le representa con los ojos inundados por el llanto.
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Vida de Juan de Palafox y Mendoza, santo y Virrey de Nueva España


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