martes, 21 de agosto de 2012

Un deleite de 191 años


UN POCO DE HISTORIA
Parte de la historia de este emblemático platillo es cuando en 1821 Agustín de Iturbide, junto con Vicente Guerrero, de regreso de la firma del acta de Independencia de México y de los Tratados de Córdoba, visitan Puebla. Ahí deciden celebrar su santo y sus partidarios le organizan un banquete el 28 de agosto.


Y es entonces, cuando un grupo de monjas se dan a la tares de realizar tan majestuosa receta, la cual encierra el barroquismo y creatividad que se vivía en los conventos. 

EL ROMANTICISMO EN UN PLATILLO
Por su parte, el escritor y cronista, Artemio del Valle Arizpe, cuanta que en el regimiento de Iturbide participaban tres jóvenes, cuyas novias vivían en la ciudad de Puebla, y que este trío de enamoradas correspondieron a los regalos de sus amados con la preparación de un deliciosos platillos, en el que destacaron los colores distintivos de los uniformes de los apuestos caballeros, ya que portaban el uniforme de la bandera trigarante.

Por ello, deciden incluir en dicha preparación el color verde con el perejil, el blanco con la nogada y el rojo con la granada, ya que eran los ingredientes de temporada.







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