En 1969, el hombre llega a la luna, el Apolo XI. Y Rafael Moreno Valle al poder.
El 15 de febrero de 1969, el doctor Rafael Moreno Valle llegaba a la gubernatura de Puebla. En un magno acto, que incluyó un recorrido en coche descubierto por las principales calles de la ciudad bajo lluvia de confeti; la toma de protesta en el auditorio de la Reforma con la presencia del dirigente nacional del PRI, el exregente capitalino, Alfonso Martínez Domínguez; una comilona para 2 mil 500 personas en el parque España y una verbena popular en el zócalo de la ciudad. La era de Rafael Moreno Valle, con claros visos monumentales, y una buena dosis de gastronomía nacional en el parque España: mariachis, mole y molotes.
En los anuncios de su arribo al poder el doctor prometía diálogo con la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), facilidades para los inversionistas privados y un programa sin precedentes de infraestructura, con el respaldo del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, personaje con pendientes con la historia.
Aarón Merino Fernández, gobernador saliente le entregó la estafeta al doctor Rafael Moreno Valle, el sábado 1 de febrero de 1969: un día soleado, donde el viejo ritual de la entrega del poder transcurrió a la usanza del siglo pasado.
Era la época del priismo todopoderoso. Era la época del díazordacismo autoritario.
Pero a pesar de su cercanía con el presidente de la República, a la toma de protesta, de Gustavo Díaz Ordaz, no acudió el presidente.
La prensa de la época relata con parsimonia y con ese lirismo digno del poder el arribo del general Moreno Valle.
El periódico El Sol de Puebla titula una sección de fotografías para describir gráficamente la llegada de Rafael Moreno Valle: “ciudadanos de todos los sectores aplaudieron a Moreno Valle.”
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